lunes, 15 de marzo de 2010

Holograma

Me cuesta reconocerte en la persona que dices ser ahora. Se parece tan poco a tus recuerdos. Sólo conservas cierto aire de pose, de duda.

Ya no tienes la luz, ni la sonrisa. Y a decir verdad, yo tampoco. Algo se extinguió en los dos cuando te fuiste.

Te pareces tan poco, poco, poquísimo, apenas nada, a ti misma. Algún gesto, quizás. La mano torpe o los lunares de tu boca.

Pero eres tú, estás ahí. Quiero decir que están ahí tus ojos, tu nariz, tu pelo, tu manera de mover las caderas, tus piernas largas, tu voz, tus cicatrices, tu cuello frágil, tu sonrisa dulce, tus cejas... En fin, todo. Y no eres.

Como un holograma; tu cuerpo interpretándose a si mismo, tiene otro lenguaje. No logro descifrarlo. Sólo sé que te miro y veo a otra persona suplantándote en mis recuerdos.

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