viernes, 19 de marzo de 2010

El problema

Los dos sabemos que el problema real no tiene solución. Puedes seguir ahí, con tu sonrisa de hielo, pateando sin escrúpulos mis intenciones. Puedes, eternamente.

Y yo puedo seguir aquí, con los dedos cruzados, esperando a que alguien invente una pastilla que provoque amnesia. Alimentando un rencor enorme, que me permita olvidarte. Puedo, eternamente.

Porque los dos sabemos, que el problema real no tiene solución. Nadie inventó un antídoto contra mi esperanza.

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