Cada vez que te veo, acabas nublándome un par de días. Me quedo anulado, enganchado a ti, dándote vueltas.
Intento no hacerlo, intento no quedar como un idiota cuando te acercas. Quiero ser frío, quiero alejarme. Indiferencia, eso quiero. Pero te acercas y acabo convirtiéndome en lo más patético que tengo a mano. Un tonto bromista y sentimental. Suelto un puñado de estupideces. A veces te ríes y pienso, quizás no sea tan malo. Pero luego se hace el silencio y entonces pienso este vacío no debería estar aquí, alguien tendría que llenarlo. Y vuelvo a la carga con un nuevo puñado de estupideces, que definitivamente derrocan mis intenciones.
Ese cosquilleo que cualquier día no seré capaz de reprimir y me empujará a raptarte para decirte de golpe todas las cosas serias que quiero hacer contigo. Ese cosquilleo que me hará sentir como un idiota para siempre.
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