Si me tientas, caeré.
Ya sabemos las reglas del juego: yo te sigo, tú me muerdes.
Y no me mires. Olvida que estoy tratando de lamer tu sombra. Échame una mano y aprieta fuerte hasta que mi cuello se desgarre.
Si alguna vez fui bueno en algo, seguro que tenía que ver con el tintineo de tus huesos.
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