Cuando un día que usted sabe que es miércoles comienza como si fuese domingo, algo anda muy mal en alguna parte.
Lo sentí tan pronto como desperté. Y sin embargo, cuando se me aclaró un poco la mente, comencé a dudar. A l fin y al cabo, era muy posible que fuese yo el que estaba equivocado, y no algún otro... Seguí esperando, acicateado por la duda. Pero pronto tuve mi primera prueba objetiva: me pareció oír que un reloj distante daba las ocho. Escuché con atención y desconfianza. Pronto el reloj comenzó a emitir unas notas altas y perentorias. Con gran tranquilidad dio ocho indiscutibles campanadas. Entonces supe que pasaba algo raro.(El día de los trífidos, John Wyndham)
*/ Lo mejor de que a tu alrededor haya gente regalándose libros es que tarde o temprano se despistan y puedes hacerte con ellos.
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