No puedo. Estoy ausente, torpe y perdido. La verdad es que apenas puedo con nada de esto.
Y lo estoy intentando, pero es inútil...
Luego, cuando sea inevitablemente un fracasado, se harán los sorprendidos. Dirán que esto no se podía ver venir. Pero la verdad es que he estado haciendo señales de humo desde hace años, por todas las hogueras del país. Al final todo el mundo estaba viendo la tele o hablando por teléfono y tuvieron que desconectar los detectores de incendio. Ocuparse de los amigos en llamas es muy cansado, siempre es mejor ponerse una venda ignífuga. Bien gorda, por si acaso.
Todas las noches me acuesto pensando que al día siguiente me sentiré de nuevo capaz de todo. Pero la verdad es que ese mañana en el que me vuelvo fuerte y sobrevivo, no termina de llegar.
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