martes, 8 de junio de 2010

Rabia

La rabia se cuela en todas partes. Puedes atrincherarte en un rincón y tratar de no pensar en nada, en nadie. Puedes levantar un muro y dejar el resentimiento al otro lado. Y esforzarte por tapar bien los huecos. Pero la realidad es que no estamos preparados para sobrevivir cuando aparece. Y siempre, siempre encontrará una pequeña grieta por la que colarse. Un antiguo temor, una inseguridad del pasado, una leve pena que se nos quedó anclada dios sabe cuándo. Aprovechará cualquier rendija para entrar y nos volverá torpes e infelices antes de marcharse.

Y cuando se vaya, estaremos un poco más solos y algo más jodidos; porque cuando la rabia ha entrado en tu vida, no deja pasar mucho tiempo antes de soplarte de nuevo en la nuca.

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