domingo, 18 de octubre de 2009

Novedades

Ayer hice un montón de cosas espectaculares:
Aprendí a tocar una canción de Radiohead con mi xilófono. Descubrí que mi teléfono puede permanecer un periodo indefinido de tiempo apagado sin que a nadie le extrañe. De esto deduzco que si alguna vez mi móvil desaparece y pierdo todos los contactos de mi agenda, en realidad no habré perdido nada. Vi una comedia que no me hizo reír, pese a mi predisposición innata para la risa floja y a haber ingerido varias cervezas. Descubrí que almaceno un montón de información que no sirve para nada, pero siempre olvido lo importante. Hice un listado mental de todos los vecinos que están tarados. La proporción de locos en mi bloque supera con creces a la de cuerdos. Vi a un montón de niños arrasando una tienda de deportes, mientras sus progenitores se pasaban por el arco del triunfo los destrozos que su mala educación estaba provocando. Recordé que en Madrid hay que hacer cola para todo. Comprobé que la mancha de chocolate siempre cae en el lugar más inoportuno de tu pantalón. Jugué con un perro que lloraba mientras esperaba a sus dueños en la puerta de un supermercado; cuando lo que me apetecía en realidad era largarme con el chucho y dejar a los dueños con un palmo de narices. Descubrí que los pijos también compran en el Eroski. De esto deduzco que los pijos tienen peor gusto de lo que yo imaginaba. Descubrí que si a un libro cansino le agregas una segunda parte, ésta resulta doblemente cansina y que por poca que sea la comida basura que ingieras, siempre será demasiada.

Así que tenían razón, la vida puede ser maravillosa, incluso en sus detalles más pequeños o a pesar de los días tristes.


® Bicho

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