jueves, 27 de agosto de 2009

Mediocres

Al final la "palmadita en la espalda" se la llevan siempre otros. Se da por hecho, que aquel que lucha, se esfuerza y persiste, sin ayuda de los demás, es porque tiene la obligación de hacerlo así y no es preciso, por tanto, reconocer su mérito.

Nadie viene a socorrerme cuando me desmorono; así que procuro mantenerme lo más firme posible. A eso te enseñan la vida, los golpes y los falsos amigos.

Y empezaré a preocuparme, cuando alguien por fin, me tienda una mano en las dificultades; porque ese será el comienzo de mi irreversible decadencia. Estaré sumergiéndome en las aguas de la mediocridad.

No hay comentarios: