viernes, 3 de julio de 2009

Conclusiones

- ¿Has pensado en volver a llamarle?
- ¿Para qué? A estas alturas... ya no sabría qué decirle.
Las palabras, como un buen ungüento, poseen un periodo preciso de aplicación; después del cual, sus efectos se encuentran mermados. A veces llegan tan tarde que ya no sirven para nada. Otras, se abusa tanto de ellas, que pierden su poder.

Se hace triste pensar, que al final, llega un momento en que las palabras no nos conducen a ningún sitio; y somos tan conscientes de ello, que tememos incluso pronunciarlas.

1 comentario:

Viernes dijo...

Qué razón tienes... Todo tiene su momento, incluso las palabras.

Me haces reflexionar más que mil libros de autoayuda, jejeje. :)