- ¿Has pensado en volver a llamarle?Las palabras, como un buen ungüento, poseen un periodo preciso de aplicación; después del cual, sus efectos se encuentran mermados. A veces llegan tan tarde que ya no sirven para nada. Otras, se abusa tanto de ellas, que pierden su poder.
- ¿Para qué? A estas alturas... ya no sabría qué decirle.
Se hace triste pensar, que al final, llega un momento en que las palabras no nos conducen a ningún sitio; y somos tan conscientes de ello, que tememos incluso pronunciarlas.
1 comentario:
Qué razón tienes... Todo tiene su momento, incluso las palabras.
Me haces reflexionar más que mil libros de autoayuda, jejeje. :)
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