Servid cien veces, negaos una, y nadie se acordará más que de vuestra negativa.
Así son las cosas. Puedes pasarte la vida soportando las neuras de los demás sin decir esta boca es mía; pero el día en que te niegas a hacer algo (aunque sea razonablemente humana la negativa); todo se va al carajo.
Después de esto piensas: ¿todo el mundo tiene derecho a TODO excepto yo?
Y es entonces, cuando te entran ganas de acabar con un puñado de imbéciles. Definitivamente.
Después de esto piensas: ¿todo el mundo tiene derecho a TODO excepto yo?
Y es entonces, cuando te entran ganas de acabar con un puñado de imbéciles. Definitivamente.
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