He arreglado las cuentas y el resultado final no ha sido demasiado satisfactorio. Uno por uno he ido haciendo y deshaciendo cifras y nudos. Y salgo con la impresión de que algunos amigos parecen banqueros; te ofrecen el mínimo interés... a cambio de comerse tus beneficios.
Es un poco decepcionante. Me veo persiguiendo a gente y tratando de razonar con ellos. Y se llaman amigos, pero hablan de orgullo. Exigen respeto, pero no miden la magnitud de sus palabras. Ni un ápice.
En el fondo, son tan prescindibles en mi vida, como yo en la suya. La diferencia radica en que al menos yo lo sé, mientras que muchos de ellos aún se piensan el centro del universo. Pese a todo transijo, cedo. Porque en algún momento aprendí que el cariño, también requiere de esfuerzos. Y me acerco con la mano tendida una vez más, con intención de arreglar las cosas, olvidando el resentimiento que ellos no han sabido apartar cuando la herida era mutua. Y dudan, en un intento por hacer prevalecer sus opiniones.
Todo tan ridículo, como apuntar el número de rencores en una agenda. Todo esto que debiera ser tan fácil, entre amigos.
Es un poco decepcionante. Me veo persiguiendo a gente y tratando de razonar con ellos. Y se llaman amigos, pero hablan de orgullo. Exigen respeto, pero no miden la magnitud de sus palabras. Ni un ápice.
En el fondo, son tan prescindibles en mi vida, como yo en la suya. La diferencia radica en que al menos yo lo sé, mientras que muchos de ellos aún se piensan el centro del universo. Pese a todo transijo, cedo. Porque en algún momento aprendí que el cariño, también requiere de esfuerzos. Y me acerco con la mano tendida una vez más, con intención de arreglar las cosas, olvidando el resentimiento que ellos no han sabido apartar cuando la herida era mutua. Y dudan, en un intento por hacer prevalecer sus opiniones.
Todo tan ridículo, como apuntar el número de rencores en una agenda. Todo esto que debiera ser tan fácil, entre amigos.
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