viernes, 11 de septiembre de 2009

Días

Hay días en los que no puedo ni con el resentimiento. Todo se me hace turbio y lastimoso; y pierdo las ganas de seguir buscando culpables.

Me siento ahogado. He pasado mucho tiempo pensando en ello; y podría decirse que ocurrió así:


Avistaste los presagios del naufragio y te lanzaste al bote salvavidas. Sin decir ni una palabra, sin saber qué ocurría; me lancé al agua para seguirte; y me aferré al remo. Intenté por todos los medios que me dejaras acompañarte, traté de permanecer a tu lado, así que lanzaste el remo en el que me sostenía todo lo lejos que pudiste de ti. Y te marchaste feliz, cojeando en tu barquita de un sólo remo, hacia una dirección en la que no existían más supervivientes. Mientras yo permanezco, en mitad del océano, nadando en contra de todos los rumores que has vertido. Luchando por no ahogarme del todo. Y será por eso, que hay días, en los que apenas me quedan fuerzas, para culparte de todas las infamias que has provocado; y sólo me apetece, llegar a la orilla, tenderme al sol y sacar de una vez tanta sal de mis labios.

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