A veces me asalta tu olor de manera inesperada. Puedo reconocerlo, de repente, en cualquier esquina. Tu olor almibarado y seco, como dulzón y rasgado. Tu olor de canela con sabor a nicotina.
Traes madrugadas, que todavía me hacen sonreír. La envoltura depreocupada, el tintineo de los hielos chocando contra el cristal. Una especie de calma, en la que no necesitábamos pasado, ni futuro. Solo estar, no por ti, ni por mi; sino por ausentarse de cualquier otra parte.
Así que tu olor se acompaña a veces, de aquella chispa en la que me mantenía alejada del mundo. Y agradezco, que llegaras y te marcharas, como de una fiesta; permaneciendo sólo el tiempo necesario, para dejarme un recuerdo de canela y nicotina.
Traes madrugadas, que todavía me hacen sonreír. La envoltura depreocupada, el tintineo de los hielos chocando contra el cristal. Una especie de calma, en la que no necesitábamos pasado, ni futuro. Solo estar, no por ti, ni por mi; sino por ausentarse de cualquier otra parte.
Así que tu olor se acompaña a veces, de aquella chispa en la que me mantenía alejada del mundo. Y agradezco, que llegaras y te marcharas, como de una fiesta; permaneciendo sólo el tiempo necesario, para dejarme un recuerdo de canela y nicotina.
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