martes, 8 de septiembre de 2009

Alimaña

Agradezco que me destrozaras. Debí rendirme ante ti hace mucho tiempo. Acercarme suplicando que acabaras conmigo, que atacaras mi ilusión hasta los huesos y mordisqueases mis entrañas hasta convertirlas en polvo.

Agradezco tus enseñanzas que antes me desolaban. He aprendido a no rendirme, pero saberme destructible. Y me has recordado cuánto aprecio la lealtad; y cuán frágil sigo siendo ante las traiciones.

Agradezco, que la alimaña, no llegase a tiempo para destruirlo todo; y se alejase feliz y victoriosa hacia su próxima presa.

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