Yo también quiero salir mona en las fotos, que me invite a una copa el camarero guapo del final de la barra, tener mil comentarios y una vida de pega en el feis(bú!). Yo también quiero hablar sin parar de cosas interesantes y divertidas, de mi; o de las malditas tragedias, las mías. Yo también quiero doscientos amigos etiquetados, ser el centro de atención. A la mierda con todo y que se derritan las aceras. Yo también quiero ser la tía increíble de la que todos hablan.
Y a la hora de la verdad me hago una bolita pequeña, me repliego sobre mi, apartada en el rincón. Y cruzo los dedos, para que no me vean ni pregunten. Que no comiencen otra vez los papagayos con su jerga del yoyoyo. Que no entienden. Que no saben, ni escuchan. Titubeo. Llegados a este punto no sé que me interesa menos, que me cuenten o contar. Como una metralleta, disparando uno tras otros todos sus "yoes". Y no ven nada. No se dan cuenta de que no. No, no, no. Que no puedo siempre. Siempre, con todo. Contra el mundo. Yo, de nuevo. NO.
Y a la hora de la verdad me hago una bolita pequeña, me repliego sobre mi, apartada en el rincón. Y cruzo los dedos, para que no me vean ni pregunten. Que no comiencen otra vez los papagayos con su jerga del yoyoyo. Que no entienden. Que no saben, ni escuchan. Titubeo. Llegados a este punto no sé que me interesa menos, que me cuenten o contar. Como una metralleta, disparando uno tras otros todos sus "yoes". Y no ven nada. No se dan cuenta de que no. No, no, no. Que no puedo siempre. Siempre, con todo. Contra el mundo. Yo, de nuevo. NO.
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