He tratado de reprimir mi furia asesina, pero todo tiene un límite. Y lo tuyo no tiene nombre, ni perdón. Ni aquí, ni en millones de universos paralelos. Porque no te conformas con tocar mal, no, es que encima tienes mal gusto con el repertorio; que sólo te ha faltado tocar la Yenka y Paquito el chocolatero, miserable.
Y además, hay que ser muy idiota para tratar de hacer una versión de Smoke on the Water con la gaitita de los huevos. A gente como tú tendría que perseguirla la SGAE, en vez de perder el tiempo recaudando impuestos entre tanto tunante.
Y vuelves un día y otro y otro. Y por increíble que parezca, cada vez que vuelves, eres capaz de tocar peor. Es que es difícil y de mal gusto.
Soez, vulgar, cansino. Crisparía los nervios del Santo Job y del más selecto elenco de arcángeles. Penita que no nacieras asmático, hijo mío. Cuánto bien habrían hecho al mundo entonces tus pulmones.
Te deseo una muerte lenta y dolorosa. Tan lenta y dolorosa como la tortura que supone tener que escucharte ensayar todas las tardes en el jardín de casa. Agónica, como los gritos que siento ganas de escupirte por la ventana, cada vez que apareces con tus aires de artista consagrado.
Y si esto no es suficiente y la justicia terrenal, finalmente no se ceba contigo; aún en mi lecho de muerte, bajaré y te haré tragar esa puta gaita, maldito cabrón.
El día del juicio final se acerca inexorable, y tú vas a pagar todos tus pecados. Doy fe.
Y además, hay que ser muy idiota para tratar de hacer una versión de Smoke on the Water con la gaitita de los huevos. A gente como tú tendría que perseguirla la SGAE, en vez de perder el tiempo recaudando impuestos entre tanto tunante.
Y vuelves un día y otro y otro. Y por increíble que parezca, cada vez que vuelves, eres capaz de tocar peor. Es que es difícil y de mal gusto.
Soez, vulgar, cansino. Crisparía los nervios del Santo Job y del más selecto elenco de arcángeles. Penita que no nacieras asmático, hijo mío. Cuánto bien habrían hecho al mundo entonces tus pulmones.
Te deseo una muerte lenta y dolorosa. Tan lenta y dolorosa como la tortura que supone tener que escucharte ensayar todas las tardes en el jardín de casa. Agónica, como los gritos que siento ganas de escupirte por la ventana, cada vez que apareces con tus aires de artista consagrado.
Y si esto no es suficiente y la justicia terrenal, finalmente no se ceba contigo; aún en mi lecho de muerte, bajaré y te haré tragar esa puta gaita, maldito cabrón.
El día del juicio final se acerca inexorable, y tú vas a pagar todos tus pecados. Doy fe.
6 comentarios:
Yo de ti, niña, o Bicho, sería un mal bicho por fin, imprimiría esta entrada unas cien veces y dejaría caer las cien hojas en su próximo ensayo sobre su cabeza... Alguien tendrá que decírselo, ¿no?
Decídete y que se entere de una vez. ¡Que tengas suerte y no se vengue tocando peor...!
Un abrazo,
Miguel
Haz como phoebe cada vez que toque que seguro que lo acojonas xD
http://www.youtube.com/watch?v=m4bM9SX1U04
Te noto tensa................
...tiene que ser duro lo de la gaita, sí.... joé, te mando mi solidaridad...
Y un beso.
Perdón. He ido a la entrada original, he escuchado al gaiteiro, y de verdad, que tiene pinta de ser una tortura de Guantánamo o algo parecido... pobrecita mía... qué horror....y me quejo yo del fanatismo por Camela de mis vecinos de abajo...
Gracias por las sugerencias, pero temo sus represalias. Si toca así estando de buen humor... ¿cómo será cuando yo esté vapuleando su "talento"?No quiero ni pensarlo...
P.D.- Y los tapones no son un paliativo eficaz, también los he probado.
Otra vez el gaitero? Tal vez si hacéis una pancarta diciendo lo malo que es... Deje de tocar, jejeje.
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