Ay omá que ricos! (The Script)

Pues hace un par de días estuve en la Sala Heineken viendo a estos buenos mozos, ay omá qué ricos! Son tan monosS! Así, como entrañables ellos, ains.

Lo mejor:

1) Que el vocalista (Danny O'Donaghue), tenga exactamente la misma cara que un primo mío. Eso no pasa todos los días: llegar a un concierto y ver que tu familia ha tomado el escenario y se han convertido en estrellas internacionales. Ufff, qué fuerte!

2) Los gemidos de la rubia cocainomana que tenía a mi lado durante todo el concierto, independientemente de que conociera o no la canción o al grupo. (Bueno lo de cocainomana era solo una inferencia mía, pero observando el tamaño desproporcionado de sus pupilas y la euforia que compartía con su camello, digo, con su novio era demasiado obvio).

3) La bragas de la rubia de los gemidos volando por los aires e impactando directamente contra el pecho de Danny.

I-M-P-R-E-S-I-O-N-A-N-T-E.

Ni Jesulín de Ubrique en su buenos tiempos (puaaaafffff!).

4) Comprobar que es real, es posible y hasta parece fácil, meter tantas palabras por fraseo, claro que para eso tienes que ser irlandés (y no de Cádiz) y dominar el inglés (y no un dialecto churrigueresco anglosajón, que es lo que yo practico).

5) El descaro del batería ligando con una rubia de primera fila.

6) La cara de descomposición de la rubia ligona cuando el batería le dio sus baquetas al primer fulano que le tendió la mano.

7) La amiga de la rubia ligona, tratando de sujetarla para que no agarrara al fulano de las baquetas por el cuello y se las hiciera tragar sin anestesia, mientras gritaba: son míassssss, eran para miiiiii!!!(mi teeesooooroooo).

8) Comprobar que las mafias organizadas que se mueven por las primeras filas siguen siendo un mundo aparte.

9) La cara del inglés de la tienda tratando de explicarle a miles de fan (fanes, fans, o como demonios se diga, moriré con esta duda existencial) que la única camiseta con la que no te explotaban los ojos de puro hortera, era demasiado grande (osea XXXXL) y que no le daba la gana de venderla a canijos como nosotros, que seguro que la queríamos para empapelar el Empire State o algo similar.

10) El segurata de la sala contándonos sus peripecias y llamándome vieja sin ningún miramiento mientras esperábamos la cola:

Segurata: ¿Tienes el DNI?
Bicho: Sí, claro.
(Mientras lo busco)
Segurata: Es que... está la cosa fatal, se han puesto muy estrictos ahora con las normas... y se lo tengo que pedir a todo el mundo, porque la gente no puede entrar sin documentación... porque evidentemente tú tienes más de 18, claro.
Bicho: Sí, gracias (gilipo***s, a ti tampoco te sientan bien los años).

11) El telonero NO era un coñazo. Y esto es la primera vez que me ocurre: teloneros de Muse = coñazo, teloneros de Jack Johnson = coñazo, teloneros de Coldplay = coñazo; y así un largo etcétera. Pero no, Gary Go era un majete enchaquetado, con sus gafapastas y su cara de Frodo. Y sólo nos torturó un ratito, chiquitín y nos recordaba sin parar: "ey, que sí, que ahora estoy yo, pero no os asustéis, que luego vienen The Script y todos contentos" y luego se fue sin rechistar. Qué mono! Así que se ha ganado que ahora yo os torture a vosotros con un vídeo suyo (muaaajaajaaa, tal es mi nivel de sadismo).

Lo peor:

1) La extraña transformación que sufro siempre que voy a un concierto y que me convierte en una vocera desquiciada y a la mañana siguiente en una afónica resentida ^^

2) La detención del tiempo cuando estás esperando en una cola, que aplicado a las colas de los conciertos siempre tiende a infinito.


P.D.- Los vídeos se verán de alguna manera extraña, abriéndose una nueva ventana, o redireccionando la página a Youtube ® o algo similar; pero es que los grandes genios del Youtube quitan los enlaces y me obligan a changuear las cosas y entrar en los inescrutables caminos del HTML. Harán de mi un criminal.