jueves, 21 de julio de 2011

Amor caníbal


Encendió el último cigarro y la miró otra vez como aquel día, el primero:

- Nos vamos a hacer daño, ¿verdad?

Ella sonrió sin un ápice de duda en sus ojos. Tomó un puñado de arena y lo apretó fuerte en su mano izquierda.

- Mucho.

Dejó correr la arena entre su dedos, hundió su mirada turbia en el mar unos minutos, en silencio. Por fin volvió a hablar:

- Casi puedo saborearlo ya...

- ¿El qué?

- Tu corazón hecho papilla y mi saliva hirviendo.


1 comentario:

Viernes dijo...

Ains. A veces me dejas sin palabras...