martes, 18 de mayo de 2010

MieedOoO! (v 2.0)

Post-scriptum

He meditado sobre un comentario que me ha hecho Viernes; y creo mi entrada anterior merece alguna puntualización. Advierto: estoy un poco espesa y además tengo mala leche acumulada de todo el día (yuuhuuu!).

VERÍDICO: Imágenes como la que aparece abajo son las que mis tuentiamigas, cuelgan en su perfil.


Bonito, ¿verdad?

Mi fobia a la maternidad no tiene nada que ver con los niños, a mi los niños me molan. Me gustan sus historias, su inocencia, su manera de ver y simplificar el mundo, su espontaneidad. Me hacen gracia y puedo (me agrada en realidad) pasar tiempo con ellos. Normalmente, si me dan a elegir entre la dicotomía: a) Jugar con un niño y b) Hablar con un adulto; cogeré la primera opción sin dudarlo.

Lo que me espanta de esta situación es que mi red social se ha convertido en un gran útero colectivo que crece, anda y se comunica. No soporto (y lo siento) la ñoñería del embarazo, toda esa pompa y circunstancia que se genera alrededor de la mujer embarazada y que automáticamente lo convierte todo en un universo edulcorado. Melaza pura y dura. Ese lenguaje propio, tan cursi: la futura mamá está radiante; que tiene una luz especial en la mirada; que es la alegría de ser mujer (JaaJaja!*) que es un milagro de la naturaleza o esta otra de que ahora me siento más mujer que nunca y he comprendido el sentido de la vida. Por dios, ¿de dónde demonios sacan esas expresiones?, ¿existe un manual de la perfecta embarazada? Lo siento, puedo fustigarme por ello si queréis, pero es que a mi este rollito maternal-exhibicionista, no me va. Así que abrir una páginaweb y que una nube resplandeciente de oxitocina me inunde la habitación me fatiga y me aburre y me da una grima tremenda.

Pero cuando digo que mi Tuenti® parece una consulta de ginecología, juro que no exagero. Es así; amiga embarazada, ecografía al canto. Y por lo visto es algo que no se puede reprimir, el instinto maternal trae asociado indisolublemente una bestialidad exhibicionista innata y los demás tenemos que tragárnosla. Pero si mis amigas (o conocidas o lo que sean), tienen libertad para colgar fotos de sus futuros retoños en la red, yo tengo libertad para decir que no me gusta. Y no me gusta, además de porque me parece una soberana horterada, porque están publicando la vida de personillas que aún no tienen capacidad de elección. Y esto es lo que hay. Los hijos de mi generación tendrán un publireportaje a todo color colgado a diario en las redes sociales de sus respectivos padres, quieran ellos o no. Verán su vida en imágenes desde que echaron el primer diente,y al igual que ellos, también lo verán sus peores enemigos, la vecina envidiosa o el exnovio capullo que una vez les jodió la vida. Esto es lo que hay y yo digo NO.



* No voy a dar mi opinión sobre el gracejo particular inherente a las hormonas femeninas porque necesitaría un blog entero para despacharme a gusto.

3 comentarios:

Sr. Calamar dijo...

Por desgracia, la herencia de esos niños viene presidida por unos padres que, por lo pronto, se enorgullecen de su incapacidad manifiesta en cuanto a temas de gestión de su privacidad se refiere.

Anónimo dijo...

Aaaaaaaaaaamén, pensaba que yo era la rara por sentir grima cada vez que me toca visitar a una parturienta y me la encuentro con la sonrisa de felicidad, entre puntillas y sacándose la teta, con perdón, delante de todo el mundo sin pudor alguno....

Bicho dijo...

Jejeje, con gestión de privacidad hemos topado Calamar, si es que la cabra tira al monte... tú me entiendes XD

Dios mioo, gracias Bel, seremos las únicas... pero al menos ya no estamos solas, jejeje! Por cierto, esa pasión por dar el pecho en cualquier lugar y situación, como si fuera una obra de arte que todos debemos admirar... uuuffff! Qué grande ^^