Has dejado de avivar la llama y el fuego se extingue.
No basta con abrir la puerta un momento, llenar la habitación de mariposas y luego largarte sin más. Porque el fuego siempre pide más fuego y las mariposas tienen una vida demasiado breve.
Deberías atrancar la puerta y venir cargada con una montaña de leños cada día o colgar mariposas nuevas todas las mañanas. Hacer alguna ofrenda. Porque el fuego tiene hambre y pierde su viveza y yo casi estoy dejando de echarte de menos.
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