lunes, 7 de julio de 2008

Testamento


Te dejo

salpicada
de canela
y versos
la frente.

Te dejo
el peso
de mil

besos

en los
párpados.
Te dejo
El humor
que nos hizo

diferentes.
Te dejo

el paseo
por El Retiro
de aquel
pecado sábado.
Te dejo

La biblioteca
entrepernada
de nuestros
placeres.
Te dejo

un cuadro
de tres
amantes
atrapados.

Te dejo
la presión
de la vida
bajo el vientre.
Te dejo

El aroma
de los cafés

con locura
edulcorados.
Te dejo
rodeada de mí

para tenerme

siempre.


(Julio Santiago)



Si alguna vez me dejas, no olvides poner todos tus recuerdos a mi nombre.

1 comentario:

Sr. Calamar dijo...

Es un legado que construimos juntos cada día.