Te dejo
salpicada
de canela
y versos
la frente.
Te dejo
el peso
de mil
besos
en los
párpados.
Te dejo
El humor
que nos hizo
diferentes.
Te dejo
el paseo
por El Retiro
de aquel
pecado sábado.
Te dejo
La biblioteca
entrepernada
de nuestros
placeres.
Te dejo
un cuadro
de tres
amantes
atrapados.
Te dejo
la presión
de la vida
bajo el vientre.
Te dejo
El aroma
de los cafés
con locura
edulcorados.
Te dejo
rodeada de mí
para tenerme
siempre.
(Julio Santiago)
Si alguna vez me dejas, no olvides poner todos tus recuerdos a mi nombre.
1 comentario:
Es un legado que construimos juntos cada día.
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