lunes, 10 de octubre de 2011

Mi espía


A pesar de tanto esfuerzo, mi espía no me conoce. Cada vez que le muerde la curiosidad ajusta el ojo en la mirilla, aguza el oído y cree ver y oír y comprender algo de mi vida. Pero se equivoca.

Especula, inventa, rellena las lagunas. Ajusta los destellos que percibe de mi vida a la ficción que ha creado para mi. Lee y relee mis líneas buscando una explicación que cuadre, la ficha perdida del puzzle.

A veces me dejo ver. Le regalo una pista aislada y se desconcierta, pero luego vuelve a casa con la satisfacción del trabajo bien hecho. Mi espía cree que lo sabe todo de mi; tan confiado, tan necio, incapaz de percatarse de que estoy devorando su vida, mientras él se afana en hurgar en mi basura.

Y me enternece enormemente su tenacidad, su constancia, su irreductible determinación; porque el día que me aleje definitivamente, se caerá de bruces contra la realidad y ya no sabrá a quién demonios azuzar con su rabia y su curiosidad insaciables.

3 comentarios:

Lili dijo...

Me ha impactado muchísimo tu entrada. Está escrita francamente bien, y me intriga.
Un beso

Evita dijo...

guauuuu tienes un espia, que interesante, quiero saber como termina la novela!!!

Bicho dijo...

Es que tú me lees con buenos ojos Lili! Todos tenemos espías, lo que pasa es que algunos son más descarados en sus pesquisas que otros... ;)