sábado, 21 de junio de 2008

Viento favorable


Me entiendo con el mundo si estoy solo
y todos los rincones están lejos,

también cuando es de noche y de repente
despierto de algún sueño realizable.

Me entiendo con el mundo si me escuchan
los locos que hacen cola por costumbre,
si invitan a otra ronda los de siempre,
y siempre los de siempre quedan lejos.

Cuando entro en el estadio y todos gritan
el nombre de mi equipo,
y el tiempo es suficiente para olvidar siquiera.

Si es octubre y Madrid regresa pronto
con sus rincones llenos
de amores y piratas que no olvido.

Me entiendo con el mundo pocas veces,
si salgo a pasear aunque tropiece
con un recuerdo gris en las aceras,
con viejos polizones tramposos y entregados.

A veces cuando llueve varios días,
melancolía ingrata y pasajera
que juega su partida con la vida
y apuesta alguna lágrima cobarde.


Me entiendo con el mundo a mediodía,
hay veces que en las tardes de verano
si el mar me lo consiente.

También cuando alguien llama por teléfono
y es tarde, y nunca importa.


Me entiendo con el mundo si es diciembre
y ha cuajado la nieve sobre un coche
mal aparcado en frente de mi casa.

Me entiendo con el mundo sin el mundo.

Me entiendo con el mundo pocas veces
pero nunca dejó de ser posible.


(Fernando Valverde, Viento favorable)



Amo a este hombre, no me cansaré de decirlo. También amo esa imagen. Hay quien se trae la Fontana di Trevi de recuerdo; yo me traje a Lucien Levy-Dhurmer (La borrasca)

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