Se dedicó a correr. Con determinación pero sin destino cierto.
Así que corrió y corrió de un sitio a otro como solución a todos sus problemas. Dejó de pensar, dejó de creer, dejó de interesarse por el camino.
Corrió y corrió. Hasta que un día dijo no puedo más. Respiró y empezó a olvidar.
Así que corrió y corrió de un sitio a otro como solución a todos sus problemas. Dejó de pensar, dejó de creer, dejó de interesarse por el camino.
Corrió y corrió. Hasta que un día dijo no puedo más. Respiró y empezó a olvidar.
3 comentarios:
me gustan tus letras ultimamente, pero las noto grises.
Yo también quisiera salir corriendo a veces, pero no puedo (asco de rodilla). A veces sueño con ello y es maravilloso. Un beso
¿Grises? Serán por las fotos, Evita!!!^^ Todo bien, como siempre; es solo que de vez en cuando me da por ponerme reflexiva ;)
En el fondo lo de salir corriendo es sólo un alivio pasajero Lili. Tu rodilla rebelde te obligará a enfrentarte a las cosas; se supone que esa es además la opción más sabia...y la más dura! Total que hagamos lo que hagamos, a fin de cuentas, estamos jodidas, jejeje!^^
Un besazo a las dos! Gracias por pasar por aquí!!!
Publicar un comentario