viernes, 30 de septiembre de 2011

Anclaje


Él era su anclaje. Tenía la serenidad justa que la mantenía bien atada con los pies en el suelo. A veces se le hacía insoportable. Su seguridad, su calma. Esa manera de permanecer impávido ante el transcurrir de las horas.

Ella no podía vivir la vida así, sin prisas. Era un torrente en todas sus acciones. En su risa, que brotaba sin motivo y siempre inoportuna. Sus gestos enérgicos y rotundos. Paseaba con los brazos abiertos, tratando de abarcar el mundo entero.

A veces no le soportaba; y sin embargo sabía, como una verdad inexpugnable, que él era su anclaje. La única persona capaz de mantenerla a salvo, cuando hacía piruetas al borde del abismo.




Imagen: John William Waterhouse.

2 comentarios:

Mai Blanes dijo...

El yin y el yang, siempre juntos.
Un beso!

Bicho dijo...

Jejeje, sí, siempre juntos; lo malo es cuando además de juntos están revueltos! xD