Es divertido tu juego. Todo este gran simulacro de la bandera blanca. Y cuando sacas tu espada a escondidas y nos hacemos daño. Es divertido, por un momento. La adrenalina, el olor a sangre, el sudor y la rabia.
Luego, te pones la armadura y sin previo aviso rompes las reglas del combate. Ondeas tu espada victoriosa, sobre este pobre loco sin coraza. Te ríes.
Sé que eres valiente porque traes todo un ejército cubriéndote las espaldas. Si te enfrentaras, cara a cara, no me durarías ni un asalto.
Pero es divertido, a pesar de todo, tu manera de intentar acabar conmigo. Mover la reina, tumbarme un peón, mientras finges neutralidad y en cada movimiento, me sueltas una coz bajo la mesa.
Nuestra guerra no la presencian aquellos que sólo miran el tablero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario