Estaba claro que el mundo fallaba porque la gente aún no
había aprendido a hacer las preguntas adecuadas. Todos se preocupaban de
detalles insignificantes como qué habías estudiado o dónde naciste; cuando lo
realmente importante era si tomabas los cereales con leche fría o del tiempo o si eras de esas personas que tardan dos horas en despertarse por las mañana.
*/ Imagen: Jill Ettinger, vía Eat Drink Better.
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