Incluso en los días sin rumbo la Luna, tu Luna, siempre está cerca.
Enero, 1980
Perdóname el dolor, a veces,*
perdóname la tristeza casi siempre
y la soledad
(es así como llamo a tu ausencia).
Perdóname el silencio
y las palabras
ahora.
Perdóname la alegría si te tengo
un poco,
los encuentros, los versos,
mi pobre vida.
Perdóname la esperanza
todavía
(la tomo sin dármela
y la asumo como único alimento).
Perdóname que hable
que calle
que respire
pero nunca que te ame.
Condena mi amor, castígame por él,
quiero el infierno por pabia y aposento,
que los días me torturen y conozca la fatiga,
que tus reproches me vistan de martirio,
tu furia de sangre.
Maldita y desterrada, te seguiré queriendo
y seré, más que nunca, imperdonable.
*«Perdóname el dolor, a veces». (Pedro Salinas)
Pilar Pallarés (Sétima soidade)
2 comentarios:
Ainsss... ¿fue buena - entonces - la pregunta? Qué grande el momento del imperdonable
Ya sabes, que con todas las letras.
Besos!
Mmmmmm, que raro, llevas unos días fuera. Espero que estés en Santorini y no currando explotada.
;)
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