Mi jefa dice que siempre he andado con prisas. Cuando empecé el colegio, siendo un bichillo de apenas cuatro años, me senté en el pupitre muy seria el primer día y miré asombrada a mis compañeros de aula que lloraban y pataleaban mientras sus madres se alejaban. Por lo visto a todos nos habían encerrado allí contra nuestra voluntad. Y no sé porqué, pero de alguna manera instintiva yo ya comprendía que a veces el mundo es así y uno tiene que tragar con cosas que no le apetece nada hacer; y en esos casos, llorar y quejarse y maldecir no sirven de nada. Así que al volver a casa ese día le dije a mi madre, con la solemnidad que sólo tienen los niños:
Supongo que mi madre debió reprimir alguna carcajada, pero yo sabía lo que me decía.
A veces tenemos que hacer cosas que no nos divierten para llegar a nuestra meta. A veces, nos quedamos estancados en mitad de un renglón o absorbemos demasiado rápido aquello que hemos venido a aprender. Por eso hoy, trato de convencerme de que estoy en el buen camino, que sólo tengo que sentarme y aprenderme todos mis libros y pronto llegará el momento de darle carpetazo a esta etapa que ya se demora demasiado. Por eso hoy, le pido tregua a la nostalgia, me sacudo la pereza y vuelvo a la carga como el primer día.
*/ Siempre corriendo, derrochando energía, aunque me asalten las dudas.
- A mi el cole no me gusta, así que dame mis libros que yo mañana me siento allí, me los estudio... y en cuanto termine me vuelvo a casa, ¿no?
Supongo que mi madre debió reprimir alguna carcajada, pero yo sabía lo que me decía.
A veces tenemos que hacer cosas que no nos divierten para llegar a nuestra meta. A veces, nos quedamos estancados en mitad de un renglón o absorbemos demasiado rápido aquello que hemos venido a aprender. Por eso hoy, trato de convencerme de que estoy en el buen camino, que sólo tengo que sentarme y aprenderme todos mis libros y pronto llegará el momento de darle carpetazo a esta etapa que ya se demora demasiado. Por eso hoy, le pido tregua a la nostalgia, me sacudo la pereza y vuelvo a la carga como el primer día.
*/ Siempre corriendo, derrochando energía, aunque me asalten las dudas.
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