Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.
Y el dolor está ahí, siempre. Un vacío silencioso, una carga invisible que nadie tiene en cuenta. El dolor se conserva inamovible en los años, aferrado a los recuerdos, a las ausencias diarias. Esa angustia que se apodera de ti, cuando observas todo lo que perdiste, cuando eres consciente de que este dolor, su infinita tristeza, seguirán a tu lado a todas horas. Aunque te esfuerces, aunque propongas hacer mil cosas absurdas antes de dejarte caer en el llanto, antes de regodearte en la autocompasión. Al final, el dolor aparece en un descuido. La parte de tu vida que se marchó para siempre, se revela ante ti en un gesto cotidiano; con la certeza de que el dolor, que nadie ve, te separa del resto del mundo.
Y sobrevivir, como siempre, como si el dolor nunca hubiese hecho diana en nosotros.
Y sobrevivir, como siempre, como si el dolor nunca hubiese hecho diana en nosotros.
1 comentario:
Buena frase.. una introduccion algo positiva para lo q 'inminentemente' escribes despues
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