En los dos últimos años, las multitudes se habían convertido para mí en parte del decorado de la ciudad. Podía utilizar al gentío para esconderme de un guardia o de un tendero. Podía moverme a través de la muchedumbre para llegar adonde quisiera ir. Hasta podía avanzar en la misma dirección que la multitud, pero nunca formaba parte de ella.Estaba tan acostumbrado a que me ignoraran, que casi eché a correr cuando el primer comerciante se me acercó para venderme algo.Una vez que hube identificado que era eso lo que me inquietaba, la mayor parte de esa inquietud desapareció. Generalmente, el miedo proviene de la ignorancia. Una vez que supe cuál era el problema, este pasó a ser sólo un problema y no algo que temer.
(Patrick Rothfuss, El nombre del viento)
*/ Una vez identificado el miedo, el problema, no hay que perder más tiempo. Hay que extirparlo sin dilación, o al menos, buscar el paraguas adecuado con el que protegerte de él.
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