viernes, 8 de marzo de 2013

Lluvia y azúcar

EL MIEDO


LA CUEVA EN LA QUE NUNCA ENTRA NADIE
El miedo está siempre escondido porque es muy asustadizo. A veces se esconde tanto que no sabes por qué tienes miedo. No hay que asustarse de tener miedo porque lo tienen hasta los más valientes. Cuando el miedo nació, ayudaba a protegerse de lo posibles peligros, pero nunca iba solo: le acompañaban la sensatez y la lógica, dos primas poco divertidas y muy amigas. Un día se fue el miedo solo, sin esperarlas. En mitad del camino el viento del norte le rozó por la espalda: se asustó tanto que se volvió inmenso como una montaña y se escondió dentro de sí mismo. Fue entonces cuando se convirtió en cueva. El miedo, cuanto más desconfía, más profundo se vuelve y menos sirve para protegerse. Por eso nunca hay que dejarlo solo.

Receta para perder el miedo
  1. Tres rugido de león. Hay que enfadar al león para que ruja. Si no vives cerca del zoológico, puedes rugir tú mismo.
  2. Medio kilo de lágrimas de fantasma. Pregúntale a tu abuela si conoce alguno.
  3. Un pellizco de melancolía de ogro. Son difíciles de encontrar, suelen vivir en los cuentos, aunque podemos tener algunos de vecino.
  4. Cantar en voz alta. Al miedo le da mucha rabia.
  5. Hacer una mermelada y tomarla con rebanadas de gritos.

(Recetas de lluvia y azúcar, E. Mazano y M. Gutiérrez Serna)


*/ El miedo hay que convertirlo en FUERZA.

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